La mañana ha transcurrido frenética: Ni un respiro, …llamadas, mails, …que llego justo a esa reunión, …el tráfico. ¡¡Ni esa paradita de la mañana para un café!! Sitúate ahí.
Cuando llega la hora de comer ¿Verdad que tienes hambre? ¡¡Mucha hambre!! diría.
Existen 5 (cinco) avisos anunciadores de un nivel bajo de motivación:
1º Duda: Dudas de ti mismo y de tus capacidades para llevar a cabo lo que debes/tienes/quieres hacer. Pierdes la confianza en ti mismo y la preocupación y la confusión se apoderan de ti.
2º Indecisión: Postergas las decisiones de importancia. Temes el riesgo de tomar las decisiones esperando que la cuestión se resuelva por sí sola.
3º Egocentrismo: Te agarras a tu título, cargo, despacho, coche, casa… ¡¡A cualquier cosa!! en vez de concentrarte en tu trabajo y en buscar mejores métodos y nuevas ideas para llevar a cabo tu labor. Te preocupa más congraciarte con los demás que poner tu mente a funcionar.
4º Autocomplacencia: Te sientes satisfecho con un trabajo mediocre en vez de con uno bueno. O con uno bueno en vez de uno excelente. Aquí puedes llegar a tener la tendencia a ignorar la iniciativa y originalidad de los demás.
5º Pérdida del propósito: Tu meta es el fin de la jornada y no el comienzo de la siguiente. No tienes en mente ningún plan, ni ninguna meta que alcanzar.
Quien experimenta cualquiera de estos cinco avisos, ha perdido su motivación. Es como una veleta, sin plan, sin horizonte, sin propósito, sin ruta a seguir.
¡A veces das un buen golpe! …Sí. ¡Y eso te motiva! …..Sí. Cierto. Pero… ¿Cuánto dura esa motivación? ¿Minutos? ¿Horas? ¿Días? ¿Cuánto dura la motivación de algo que sale bien puntualmente?
Tiene que haber algo más. Algo que se conecte directamente desde tus entrañas hacia el universo. Algo que te haga disfrutar de cada paso que das. Además de por no tener una piedra en el zapato, la satisfacción en cada paso es SENTIR que te acercas. A lo que sea, pero que te acercas. Y así, además de disfrutar de cada paso, disfrutas el camino. Disfrutas de todo el campo. Porque todo empieza a formar parte de ti, …y tu de todo ello.
¿Tenias hambre? Pues ahora imagínate que, además, en ese momento, te ponen tu plato preferido delante. ¿Tienes alguna DUDA de lo que harías? ¿Tendrías INDECISIÓN de si te lo comes o no?
Sí. Para eso, tienes que tener hambre (Necesidad/Deseo) …¡¡Y tener un plato preferido!! (Meta/Propósito/Objetivo).
Mira que regalo. Uno de los ejemplos de coaching más bonitos. Es el resumen de esta entrada.
No te conformes ni te resignes con un buen golpe de vez en cuando. Mira el campo.
Y disfrútalo.
Te abrazo.